El Colegio de Farmacéuticos ha entregado a Daga el Premio Doctor Pérez Bryan a la mejor tesis doctoral en Medicina y Ciencias. Este afirma que la ciencia ha de avanzar tanto como los pacientes en lista de espera.
El Hospital Clínico, donde ha trabajado durante casi veinte años, es un centro de referencia. ¿Qué se ha hecho bien en este centro sanitario?
He estado allí desde 1999 hasta el 2015. Ha sido un trabajo de muchos años, estas cosas no surgen de la noche a la mañana, hay que implicar a mucha gente, hay que formar, sensibilizar… Se ha trabajado mucho con los servicios de Urgencias y la UCI, se ha conseguido primero un nivel de formación técnica muy elevado, ahora en el Clínico, más allá de los coordinadores, cualquier profesional de estas unidades podrían ser coordinadores porque todos conocen el proceso. Este trabajo debe ser muy colectivo, incentivar e intentar que la gente incorpore la donación dentro de los cuidados al final de la vida. La medicina no solo sirve para curar, ojalá, intenta aliviar procesos y cuando no es posible, dignificar el proceso de muerte. Detrás de una muerte hay más, cuando se incorpora la donación como parte del proceso de la muerte es cuando se consiguen los éxitos que se han conseguido: que detrás de la muerte hay más. Para un profesional no sólo debe ser dar el pésame o certificar el fallecimiento, sino que hay que transcender de ella y ayudar a la familia a satisfacer los deseos del fallecido. Gracias a eso se ha conseguido en 2016 estar por debajo de la tasa de negación del 5% y en el Clínico ha sido de cero, ninguna familia ha dicho «no». Y aparte se han hecho muchas cosas bien, se ha ido mejorando a lo largo de los años, ha habido que buscar escenarios distintos ante el descenso de muerte encefálica, que ha bajado un 4% gracias a la disminución de los accidentes de tráfico.
¿Qué ha cambiado en los últimos años respecto a la donación?
La sociedad española es muy sensible a esto porque hay un sistema detrás que funciona muy bien. Somos líderes del mundo porque la sociedad ha escuchado noticias positivas sobre este tema porque el trabajo se ha hecho bien. Tenemos un acceso universal a la sanidad, con vocación de servicio público, con reciprocidad, gratuidad y equidad de acceso a los trasplantes… De alguna forma aliviamos el sufrimiento de las familias en un momento muy difícil, el 99,9% de las familias que dicen «sí», están muy satisfechas.
¿Por qué Málaga despunta?
La verdad es que Málaga ha tenido cifras buenas, en 2016 creció en donantes y en trasplantes, algo de culpa tendremos los profesionales. Pero también es verdad que la sociedad malagueña es muy abierta, muy cosmopolita y con altura de miras, aquí la gente entiende bastante bien todos esos procesos que se han incorporado con absoluta normalidad, los malagueños han incorporado la donación dentro de los cuidados al final de la vida como algo natural, todo el mundo lo ha entendido: donar es lo que hay que hacer, cerrar un ciclo vital con un acto de sentido común.
La donación en asistolia o el trasplante de riñón de vivo con incompatibilidad de grupo sanguíneo han supuesto una nueva vuelta de tuerca.
La necesidad de trasplantes se mantiene, a pesar de que cada año crecemos, no son fáciles de disminuir las listas de espera y nos movemos en escenarios donde detectar donantes es cada vez más complicado porque afortunadamente la medicina evoluciona y la sociedad, que ahora se pone casco, cinturón de seguridad y los médicos cada vez hacemos mejor las cosas y la gente se cuida más, hace que la búsqueda de donantes sea cada vez más complicada y sin moverse no estaríamos año tras año superándonos.
¿Qué queda por conseguir en el ámbito de los trasplantes?
Tenemos que hacer cosas aún en el modelo de donación en asistolia, de parada cardiaca, hay que perfeccionar los métodos de preservación, en el Clínico hemos empezado a hacer la circulación extracorpórea para mejorar la función de las órganos cuando se trasplanta. Y después hay otras muchas vías, no tanto relacionada con la búsqueda de donantes como de mejoras en tratamientos inmunosupresores. O como el de grupo incompatible, antes era impensable y ya se ha hecho uno, todos esos avances hacen que demos pasitos adelante que harán que sigamos manteniendo el objetivo posible de seguir trasplantando a toda la gente.
¿Qué balance hace de este primer año de gestión tras el relevo al doctor Miguel Ángel Frutos?
Muy positivo, ha sido un año realmente extraordinario, ha habido cifras de récord en todo, no puede ser más positivo, también es verdad que hemos trabajado muchísimo, no hay mejor resultado que el hecho de que 246 personas se hayan trasplantado de órganos y muchos más de tejidos.
La campaña de Pablo Ráez ha concienciado a mucha gente llegando a multiplicar por 1.300 la cifra de donantes de médula ósea. 2016 ha sido un gran año.
Me parece que la figura de Pablo Ráez es fundamental, de hecho él es parte del éxito de este año. Su campaña está ayudando muchísimo, con el proceso que está pasando está sacando fuerzas y ayudando, es una campaña que no es para él, ahí es donde está la grandeza de su personalidad. Detrás de la donación de médula está la del resto de órganos y tejidos, la médula se puede donar en vivo pero esas personas que hacen ese acto de dar en vida imagínate cuando fallezcan. Esta campaña está sirviendo para que mucha se gente se ponga ante el espejo y que vea la donación como una planificación vital.