SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La edición de enero de la revista científica Nature Communications publicó la investigación sobre la técnica para descontaminar órganos para trasplantes con el uso de radiación ultravioleta y luz roja, pero fue recién este mes que el coordinador del grupo de científicos brasileños y canadienses involucrados, Vanderlei Bagnato, detalló las labores de unos y otros.
Los canadienses se encargaron de la parte clínica del proyecto, mientras que los brasileños se ocuparon del desarrollo de la técnica, resumió Bagnato.
“Esta técnica biofotónica es revolucionaria, porque ayuda a evitar la transmisión de enfermedades antes de los trasplantes de órganos”, declaró a la Agência Fapesp (Fundación de Apoyo a la Pesquisa Científica del Estado de Sao Paulo), que financió parte del proyecto.
Tras el éxito de lo revelado a Fapesp, Gagnato se explayó aún más en una entrevista ahora con la Agencia Efe, a la que le confirmó que “actualmente no existe la descontaminación de órganos para trasplantes”, ya que “lo que se hace es tan sólo retirar la sangre, pero los microorganismos todavía continúan vivos”.
“O se descarta el órgano o se coloca contaminado si no hay otra alternativa para evitar la muerte”, manifestó a Efe.
La alternativa para no descartarlo ni trasplantarlo contaminado
La terapia de descontaminación de órganos trasplantables se denomina biofotónica y se prevé que ampliará las opciones de órganos disponibles y reducirá las complicaciones después de la cirugía.
El procedimiento consiste, en primer lugar, en la retirada de la sangre del órgano y, a través de un tubo externo conectado con los vasos sanguíneos, substituirla por un líquido que lo mantiene vivo.
Este líquido queda expuesto a los rayos ultravioletas, que destruyen las membranas celulares de los microorganismos y su ADN. En el estudio publicado en la revista Nature Communications los investigadores incluyeron las gráficas explicativas:
“Los rayos ultravioleta son aplicados fuera del órgano para no matar sus propias células, sino únicamente los virus y las bacterias captados por el líquido”, informó Bagnato.
Como complemento, añadió, son colocadas en el líquido sustancias sensibles a la luz visible e infrarroja, que son capaces de seleccionar virus y bacterias.
Posteriormente, son aplicadas estas frecuencias de luz al órgano, que estimulan las sustancias a oxidar los microorganismos y provocar daños en virus como el de la hepatitis y el sida.
De acuerdo con el científico, el líquido es aprovechado más de una vez porque aún es muy caro, con un valor de 1,500 dólares por cada litro.
Los experimentos iniciales fueron hechos con pulmones de cerdos, después con humanos no trasplantados y finalmente fueron testados en pacientes.
Para el responsable por el proyecto en Canadá, el cirujano y académico Marcelo Cypel, los resultados fueron óptimos.
“Ya hicimos diez testes con pacientes, de los cuales en dos la presencia de virus fue eliminada y en ocho fue reducida significativamente”, evaluó Cypel, mientras que Bagnato informó ya no sobre los virus sino de la suerte de las bacterias: fueron “completamente extinguidas”, subrayó.
Cypel es un prestigioso y premiado experto canadiense desde que desarrolló un nuevo método de preservación pulmonar y reparación pulmonar del donante llamado Ex Vivo Lung Perfusion (EVLP), que se usa clínicamente en los centros hospitalarios canadienses y que ha aumentado significativamente la cantidad de pulmones trasplantables.
Con la suma del aporte de Brasil, en Canadá ya hay una patente registrada y compañías interesadas en fabricar el equipamiento de la técnica. En Brasil, la meta es probar el programa con riñones e hígados, los dos órganos más trasplantados en el país sudamericano.
Aprovechamiento de órganos enfermos
Los científicos creen que así se podrá en un futuro mejorar el aprovechamiento de los órganos, reducir sus costos y tiempo de espera y ampliar para otros trasplantes, como corazón o páncreas.
En el caso do trasplante de pulmón, al órgano que será trasplantado se le reemplaza la sangre por un “líquido de preservación”, en un procedimento conocido como “perfusión”, desarrollado en Canadá por Cybel.
“La perfusión logra reducir la carga viral y bacteriana, pero no eliminarla. Esto obliga al paciente a ser sometido a un tratamiento con antibióticos y antivirales durante los tres meses seguientes al trasplante”, explicó el científico.
“Hoy se hace trasplante de todo, de útero, de cara. Pero es muy costoso. Un trasplante de pulmón, por ejemplo, cuesta cerca de 160 mil dólares. En Brasil, son hechos algunas decenas anualmente, ¿pero cuántas personas lo necesitan?”, cuestionó Bagnato.
Otro avance que Bagnato proyecta en el futuro es la descontaminación de órganos en personas vivas, lo que podría efectivamente generar la cura de innumerables enfermedades.
Bagnato ya famoso el año 2012
En febrero de 2012 Bagnato saltó a la fama terapéutica brasileña al revelar ese día que la terapia fotodinámica (TFD), aplicada en el tratamiento de cáncer de piel y leishmaniasis, sería usada también por los dentistas y sería capaz de reemplazar los medicamentos tradicionales usados para combatir hongos y bacterias bucales.
La técnica usa LEDs (diodos emisores de luz. Un diodo o led es una fuente de luz constituida por un material semiconductor dotado de dos terminales) y tiene la ventaja de evitar la resistencia a los antibióticos, destacó entonces.
“La técnica es simple, aplicamos una sustancia o fotosensibilizador en la zona enferma y después la iluminamos con la intensidad necesaria para generar una reacción fototóxica. La sustancia reacciona con el oxígeno de la boca del paciente y acaba con el problema, con el microrganismo”, explicó entonces a la prensa brasileña.