ESPAÑA. – Más de cuatro millones de personas en España padecen insuficiencia renal crónica y unas 55.000 necesitan un tratamiento renal sustitutivo para poder vivir. La diálisis peritoneal es uno de estos tratamientos y se presenta como una alternativa a la tradicional hemodiálisis, especialmente para personas que aún están activas laboralmente; 9 de marzo, Día Mundial del Riñón.
Frente a la hemodiálisis que obliga ir al hospital varios días a la semana, la peritoneal se lleva a cabo en casa del paciente y le deja más libre para sus ocupaciones, sostiene el doctor Vicente Paraíso, Jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Henares, para quien esta opción “no es ni mejor ni peor” que la hemodiálisis y está indicado para pacientes muy metódicos que sean capaces de operar con mucha higiene.
La limpieza, señala, es fundamental porque si no puede haber riesgo de peritonitis. Es el propio paciente quien tiene que manipular el catéter de salida que se le implanta en el abdomen, bien para colocarse las bolsas de solución de diálisis o bien para conectarse a una máquina cicladora que drena la solución utilizada e introduce la nueva solución de diálisis en la cavidad del peritoneo.
En esta técnica se utiliza como filtro la membrana natural peritoneal. Para que la depuración de la sangre pueda llevarse a cabo, se introduce a través del catéter (tubo) un líquido especial (líquido de diálisis) que se recambia periódicamente.
En la hemodiálisis se utiliza la sangre del paciente, haciéndola pasar a través de un filtro artificial en el exterior y es en este filtro donde se realiza la función depurativa y normalizadora del líquido y composición de la sangre. Es una técnica que se realiza fundamentalmente en unidades hospitalarias o en centros de diálisis.
En España hay un 12 por ciento de enfermos renales con este tratamiento, aunque, según el especialista “va en aumento”, pero estos porcentajes quedan muy lejos de países como, por ejemplo, México, con un 80%; o el Reino Unido y Canadá donde también es una práctica más extendida.
El mayor miedo del paciente que se decanta por esta vía es que asume toda la responsabilidad y está solo en casa, apunta Verónica Sánchez, enfermera también en el Hospital de Henares.
Especialmente les asusta la posibilidad de infección, ya que se requiere una sepsis absoluta para manipular el catéter, que a veces, subraya, da problemas, porque se coloca de manera que no drena.
También, refiere, les da miedo el cambio de imagen corporal, especialmente entre los jóvenes, ya que hay que llevar el catéter de forma continua en la parte lateral del abdomen, al nivel del ombligo.
En su unidad tiene 27 pacientes que utilizan este tratamiento, una opción que considera bastante desconocida, y coincide con el doctor en que es una buena alternativa para gente joven que trabaja; “es muy cómoda porque este procedimiento se adapta a su vida y no es como la hemodiálisis que tienes que adaptar tu vida al tratamiento”.
Aunque también hay personas mayores que aprenden la técnica. Se adaptan muy bien y “en el momento que les dices que van a ser más libres y no tienen que estar todo el día en el centro hospitalario se animan”.
Fuente: EFE