Aquellos que hayan visto Ciudadano Kane sabrán que pocas cosas son tan traumáticas como la pérdida o rotura del juguete preferido de la infancia. Por eso, Akira Suzuki y Togo Kida han creado Second Life, un servicio para reparar juguetes que, además, busca concienciar de la necesidad de donar órganos para trasplantes.
Japón es uno de los países desarrollados con menor tasa de donantes de órganos. Una tendencia que es aún más baja en lo que respecta a donantes y receptores infantiles.
«En comparación con otros países» –explican Akira Suzuki y Togo Kida– «las leyes sobre trasplantes en Japón datan de apenas veinte años atrás. Es muy triste comprobar que cuando la gente en Japón oye hablar de trasplantes de órganos, lo relaciona directamente con la muerte. Por eso, decidimos abordar el tema no hablando del trasplante en sí, sino de un modo más informal o divertido. Una decisión que, en nuestra opinión, ha permitido que mucha más gente se sienta cómoda con el tema».
A través de la página web de la iniciativa, estos dos creativos publicitarios japoneses se comprometen a reparar muñecos deteriorados incorporándoles piezas procedentes de otros muñecos. «Cualquier muñeco sirve», explican Suzuki y Kida, «salvo juguetes bélicos, aquellos que contengan elementos electrónicos y los que estén prohibidos por la ley. De todos los demás, evidentemente, preferimos peluches porque resultan más sencillos de reparar».
El sistema es sencillo. La persona que necesita que su juguete sea reparado lo envía a Second Life y allí Suzuki y Kida lo arreglarán trasplantándole una parte procedente de otro juguete que les ha sido enviado previamente por un donante.
«Tomamos fotografías de todos los juguetes que recibimos como donación y hacemos un archivo con ellas. Según la disponibilidad de piezas, decidimos cómo ejecutar la operación de trasplante que, normalmente, suele ser cosida».
Al ser un proyecto altruista, tanto el donante como el receptor deben correr con los gastos de envío. A los donantes se les advierte que envíen juguetes que ya no quieran, pues no serán devueltos; a los receptores, que la decisión última de cómo será hecha la operación es potestad de los responsables de Second Life, y de ese modo evitar quejas.
A pesar de los modestos recursos de la iniciativa, Second Life está logrando concienciar poco a poco a la sociedad japonesa. El mejor ejemplo es la procedencia de los juguetes de los donantes. «Recibimos muchos correos electrónicos de padres que nos cuentan que son sus hijos los que quieren donarnos los juguetes».