Mujeres de 23 y 48 años recibieron la donación y en unos días serán dadas de alta tras ser sometidas a una delicada intervención quirúrgica en el hospital Adolfo Guevara Velasco de EsSalud Cusco.
Una de las funciones de la Policía Nacional del Perú, es prestar protección y ayuda a las personas. Esta consigna la tenía muy clara un agente policial cusqueño de 34 años, quien antes de morir decidió dar vida mediante la donación de órganos.
Un paro cardiorespiratorio, debido a un aneurisma que no fue diagnosticado a tiempo, le arrancó la vida mientras dormía, contó la nefróloga del hospital Adolfo Guevara Velasco de EsSalud Cusco, Rina Barreto Jara.
A pesar del dolor por la pérdida, los familiares respetaron la decisión que el agente policial tomó en vida, donar sus órganos, de inmediato especialistas de Lima y Cusco, iniciaron el proceso de extracción de órganos: corazón, hígado y dos riñones.
Segunda oportunidad
Dos mujeres cusqueñas de 23 y 48 años, pacientes con insuficiencia renal en fase terminal, fueron las primeras en recibir “el regalo de su héroe”, ellas cuentan que esperaron por varios años y que gracias a él tienen una nueva oportunidad de vida.
“Yo estudiaba contabilidad, era como cualquier persona sana, pero de pronto me sentí mal, no podía respirar y me dijeron que se me malogró el riñon…yo solo sé que mi donante fue un policía, pero él para mí es como un ángel”, dijo una de las pacientes.
Ambas mujeres ya fueron sometidas a delicadas operaciones y de acuerdo al médico José Víctor Manchego, Gerente de la Red Asistencial de EsSalud Cusco, las dos se encuentran fuera de peligro y en unos días serán dadas de alta del hospital.
Se indicó que además el corazón e hígado donados por el agente policial ya fueron trasplantados a dos personas en el Instituto Nacional de Corazón y el hospital nacional Guillermo Almenara de Lima.
Larga espera
Tan solo en el hospital Adolfo Guevara Velazco de Cusco, al menos 250 personas fueron diagnosticadas con insuficiencia renal, de éstas el 50% necesita un trasplante de órgano, según la nefróloga Rina Barreto, la cifra se incrementa a diario “tenemos pacientes desde los 7 años”, dijo.
Muchos en el afán de aferrarse a la vida son sometidos a largos y costosos tratamientos de hemodiálisis hasta tres veces por semana, de acuerdo a la gravedad de su enfermedad. Todos están a la espera de ayuda.