España presume de tener un sistema eficiente de donación de órganos y trasplantes hasta el punto de ser líder mundial en este campo. De hecho, la Organización Nacional de Trasplantes ha anunciado recientemente que en 2016 se batió un nuevo récord. Sin embargo, nunca es suficiente.
Cada día mueren pacientes que estaban en lista de espera para recibir un órgano en los países desarrollados, así que la ciencia busca otras vías: la fabricación de nuestros propios órganos que parece estar cada día más cerca.
Desde hace años se sabe que la clave está en el uso de células madre, ya que son un grupo de células idénticas que se pueden convertir en distintos tipos de tejidos. Sin embargo, en la práctica es muy complejo conseguir que un órgano diseñado de esta manera sea completamente funcional y además existe un problema añadido: la necesidad de un soporte artificial en el que pueda crecer.
La técnica consistiría en inyectar células madre humanas en embriones animales, de manera que, cuando crezcan, algunos de sus órganos sean en realidad tejido humano y válidos para una persona.
El español Juan Carlos Izpisúa Belmonte, que trabaja en el Laboratorio de Expresión Genética del Instituto Salk de Estudios Biológicos, en California, habla de “dejar que la naturaleza se encargue del trabajo difícil” y para ello él y otros muchos colegas han propuesto recurrir a los animales como cerdos o vacas.
No se trata de introducir órganos de animales en el cuerpo humano, algo completamente inviable porque el sistema inmune las rechazaría, sino justo del proceso contrario: hacer que dentro del animal crezcan órganos humanos. Los científicos llaman quimeras a los animales resultantes en referencia al ser de la mitología griega compuesto por cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón, pero en la práctica estamos hablando de algo mucho menos tenebroso.
La técnica consistiría en inyectar células madre humanas en embriones animales especialmente diseñados para esta función, de manera que, cuando crezcan, algunos de sus órganos sean en realidad tejido humano y, por lo tanto, válidos para una persona. Tras sacrificar al animal, se obtendría un corazón, unos riñones o un hígado perfectamente viables para un trasplante.
Por ahora, los ensayos que mejor han funcionado se han realizado con células madre de rata en embriones de ratón. Sin embargo, otros grupos -entre ellos el de Izpisúa- ya han apostado por inyectar células madre humanas en embriones de cerdo, un animal que tendría un tamaño muy adecuado para albergar los órganos humanos, aunque de forma meramente experimental, tratando de detectar reacciones y problemas.
La complejidad del proceso
En cualquier caso, el proceso no es nada sencillo, ya que el crecimiento del órgano humano tiene que convivir con el resto del organismo animal, con procesos y ritmos biológicos muy diferentes. El equipo del científico español se ha centrado, por el momento, en hacer crecer órganos relativamente sencillos, como un páncreas o un riñón en cerdos, procesos guiados por un único gen. Sin embargo, los investigadores reconocen que sería mucho más complejo hacerlo en otros órganos, como el corazón.
El equipo del científico español se ha centrado, por el momento, en hacer crecer órganos relativamente sencillos.
El equipo de George Church, científico de la Universidad de Harvard, está utilizando la nueva técnica CRISPR/Cas9 que permite editar genes. Con esta estrategia, se abren nuevas posibilidades también para manipular correctamente el desarrollo de los órganos.
Los avances en la investigación sobre células madre también parecen ayudar a que esta vía se haga realidad. Mientras que antes se pensaba que solo las células madre embrionarias servirían para este tipo de fines -con el consiguiente debate ético, ya que tendrían que obtenerse de cigotos, por ejemplo, los que sobran en las clínicas de fecundación in vitro-, en los últimos años se ha demostrado que las células ya maduras se pueden convertir también en células madre, lo que se denomina célula madre pluripotencial inducida. Además, esta fórmula tendría la ventaja de que se podrían obtener del propio paciente y, por lo tanto, ser totalmente compatibles.
Sin embargo, a la hora de utilizarlas los investigadores se han encontrado con algunos problemas, ya que no parecen responder a las señales bioquímicas del cuerpo animal que las hospeda y, por lo tanto, no dan lugar a un órgano funcional.
Debate ético
Otro problema que genera rechazo y aviva el debate ético en torno a esta cuestión es la posibilidad de que las células madre humanas dentro del cuerpo animal lleguen a influir en la formación de otros tejidos más allá del resultado esperado. Es decir, ¿sería posible que el cerebro de un cerdo albergase células madre humanas como para “humanizarse”? Los científicos creen muy poco probable que llegasen a producirse este tipo de problemas, pero por el momento necesitan analizar más exhaustivamente el recorrido de las células madre en el organismo anfitrión.
FUENTE: http://www.bez.es/179819527/Organos–humanos-crecidos-animales-futuro-trasplantes.html