Es muy difícil pararte frente al espejo y no ver nada

Publicado el: 29 agosto, 2017
Por: Sorange Batista
e-mail: s.batista@hoy.com.do

Con un sabor agridulce pero satisfecha, Milagros Bueno, una joven militar de 22 años trasplantada de córneas, cuenta lo maravilloso que fue para ella el ver ese primer reflejo de luz tras la operación. Pero ahora enfrenta de nuevo el desafío porque requiere de otro reemplazo en el ojo que aun no ha sido operado.

Desde niña presentó problemas de visión, pero ni ella ni su madre se imaginaron que se enfrentarían a una condición tan delicada como la enfermedad ‘Queratocono’.

Inicialmente fue tratada por dificultad visual con lentes de contacto y gotas, pero cuenta que por falta de información precisa permaneció con los mismos lentes de contacto durante cuatro años, sin saber que requerían un cambio anual.

“Los jóvenes no pensamos mucho las cosas y yo no era diferente. Decía no veo bien, pero eso no era más de ahí. Me acostumbré a no ver bien”, expresó.

Pero ocurrió que en un encuentro con compañeros estaba en una posición en que una luz llegaba a sus ojos y un oftalmólogo que estaba allí le dijo que ella tenía algo de importancia en la vista y que debía ir a su médico.

Ahí inició todo su proceso. Ella y su madre notaron la preocupación de los médicos, quienes no le decían nada pero luego le explicaron sobre su enfermedad y le dijeron que requería de un trasplante de córneas para poder ver.

“Para mí fue impactante, nunca ni me habían internado… me puse a indagar y dije no Dios mío, no puede ser. Yo no tenía los recursos para operarme porque era un proceso costoso. Ahí solo tenía el lamento y la preocupación de saber que mi vista se estaba agotando y yo no saber qué hacer”.

Milagros explicó que en ese tiempo la enfermedad avanzó de manera acelerada y llegó a un punto en que no veía casi nada.

“Yo cruzaba un contén porque sabía que estaba ahí, pero no porque lo veía. Era desesperante pararme frente al espejo y no ver nada. Cuando iba a entrar un jefe al área que yo estaba en mi trabajo mis compañeras me avisaban para poder pararme. A eso llegué con mi situación”.

Tocando puertas. Milagros, quien es raso del Ejército de República Dominicana asignada al área de Protocolo, dijo que solo se le ocurrió acudir a la jefatura de la institución a pedir ayuda pero en el proceso hubo cambios y esperó alrededor de un año para tratar el tema. Finalmente lo hizo y fue remitida a Cecanot, donde inició su proceso.

Explica que el llegar allí fue positivo y destaca el esfuerzo de los médicos pero llegó un momento en que nada de eso era suficiente porque dependía de que apareciera un donante.

“Siempre hay una lista de personas que esperan por un donante entonces yo prácticamente llegué a un límite que tenía que esperar un donante y no había. Y el problema es que del ojo que no tenía tan mal apenas veía un 50%”, expresó.

Y se hizo la luz… Milagros, quien es creyente evangélica, dijo que tras asistir a un oficio religioso de sanación recibió una llamada del Cecanot donde le informaron que habían llegado 20 donantes y que había una córnea para ella. “Eso fue miércoles y al otro día ya me operaron”, explicó. Dijo que aunque esperaba ver en lo inmediato le explicaron que era un proceso de un mes para ver reflejos y poco a poco recobraría la vista.

Para su sorpresa, en una interrupción de energía ocurrida a los cuatro días de la cirugía había una vela encendida y logró ver el reflejo. “Fue como un milagro para mí, no tengo las palabras. Todo fue muy especial”, expresó. A los cinco meses completó su proceso y hoy puede ver, gracias a la donación que recibió pero enfrenta la situación nueva vez, porque el ojo del que veía un 50% se ha deteriorado y requiere un nuevo trasplante.

La situación es menos dramática porque al menos del ojo trasplantado ve normal y en el proceso anterior el ojo no operado tenía visión de alrededor de 50%.

“Por favor, donen”. Es la exhortación que hace Milagros. Dice que para quien requiere de un órgano una donación significa el paso de la vida a la muerte y si es de córneas es el paso de la luz a la oscuridad.

“Es lamentable que un pariente muera, es difícil, pero deberíamos pensar más allá y saber que alguien espera un órgano para recobrar su vida y recobrar la felicidad. Es difícil cuando tú esperas algo y no tienes dónde buscarlo”, reflexionó.

FUENTE:http://hoy.com.do/es-muy-dificil-pararte-frente-al-espejo-y-no-ver-nada/

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