La angustia se alía con la primavera para deshojar el lenguaje de las emociones, traspasar la frontera del dolor, y del desgarro que describen el alma para amar la vida con fiereza.

El tiempo se marcha con la esperanza hambrienta, aferrados a la verdad que no llega, fusionando desengaños y lapidando ilusiones.

Esto es lo que pasa cuando uno ansía una donación que no llega.

Debemos concienciarnos y sensibilizarnos de la importancia de donar órganos y tejidos. Quizás, el problema nace en la falta de información. Nuestros órganos no deben morir con nosotros, tienen que salvar otras vidas. Contribuyamos a reducir las listas de espera.

El desaliento rescata y descifra la luz de esta gran palabra.

Donar es regalar vida sin pedir nada a cambio, es sembrar futuro, es una de las cosas que una vez la has hecho no te arrepientes. Donar es elevar la generosidad a la máxima potencia, es el mejor regalo que puedes hacer. Es un acto de valentía.

Es muy de agradecer el altruismo de los donantes.

Tengamos en cuenta que la donación de sangre es fundamental para los trasplantes.

En trasplantes es pionero el Hospital Reina Sofía de Córdoba que ha salvado muchas vidas. Gracias a su equipo médico que trabaja con gran profesionalidad y dedicación.

He conocido muchos testimonios de personas donantes y trasplantados, especialmente emotivo me pareció el de don Fernando Pastor, trasplantado de pulmón, y los de algunos padres de niños pequeños.

En una conversación con una persona trasplantada me dijo que podía corroborar que existía la vida después de la muerte…

Donar es comenzar una vida nueva en otro cuerpo distinto.
Sembrar certidumbre.
Compartir el don de la vida.

La paciencia reflexiona sobre su voluntad indomable, analiza el discurso, aprende a no dar marcha atrás y a seguir adelante como única opción.

Donante y receptor están unidos por un vínculo invisible, que puede llamarse destino, casualidad…

Cuando se espera un órgano la vida se convierte en trayecto sólo de ida…

La vida del donante se perpetúa en la memoria del trasplantado.

El acto de donar confina dos almas en un solo cuerpo. Definitivamente, es caminar hacia la inmortalidad.

El día madruga para salvar a la espera que deambula en la quietud a orillas de la línea fronteriza de la muerte.

Es complejo el tema de la donación, muchas personas viven pendientes de la llegada de un órgano, personalmente conozco casos en que se han «marchado» sin que este llegara.

Yo dono, tú vives, nosotros compartimos…

Pilar Redondo. Escritora. Córdoba

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FUENTE: https://elcierredigital.com/patio-de-columnas/109186648/yo-dono-tu-vives.html

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